La respuesta anterior nos lleva a la siguiente pregunta: ¿qué ocurre si superas las 8 o 10 horas que se suele recomendar como máximo diario?
En primer lugar, cabe destacar que los materiales de las lentillas son cada vez más sofisticados. Esto facilita que muchas personas se sientan cómodas con ellas puestas y alarguen su uso hasta las 14 o 16 horas e incluso se las dejen puestas para dormir.
Sin embargo, ese uso excesivo aumenta considerablemente el riesgo de sufrir infecciones, que pueden acabar en problemas graves de córnea. De hecho, el uso inadecuado de las lentes de contacto puede provocar:
Ojo seco: es una de las cosas más frecuentes del rechazo de las lentillas y se caracteriza por una producción insuficiente de lágrimas. Al no mantener suficientemente hidratada la córnea, se sufre fatiga ocular, alteraciones en la vista y sensación de arenilla en el ojo.
Queratitis: inflamación de la córnea, que genera enrojecimiento, dolor ocular, que el ojo duela en exceso o hipersensibilidad a la luz.
Conjuntivitis crónica: es un tipo de conjuntivitis (infección situada debajo del párpado superior) que no se cura o que se recurrente en el tiempo.
Anestesia corneal: pérdida de sensibilidad en la córnea.
Úlcera corneal: es dolorosa y puede manifestarse como un punto de color blanco en la córnea.
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