El Síndrome del Ojo Seco (SOS) es un trastorno ocular de origen multifactorial que se produce por un déficit de hidratación, por falta de lágrimas (escasa producción o excesiva evaporación) o por producir lágrimas de mala calidad. Esta dolencia ha crecido en la última década hasta alcanzar a más de 5 millones de españoles.
Cada vez que parpadeamos, nuestros ojos se cubren de película lagrimal, una capa protectora necesaria para mantener una función ocular saludable, que se compone de agua, además de aceite, mucosa y otros componentes que funcionan como antibióticos naturales. Al parpadear, ese conjunto de trabajo sirve para hidratar la superficie ocular y protegerla de los agentes irritantes que causan infecciones, como el polvo y otros cuerpos extraños. A su vez un movimiento horizontal en el párpado hace que los desechos del ojo se desplacen hacia el lagrimal.
Cuando cualquier parte de la película lagrimal se ve alterada por alguna obstrucción en los conductos, la superficie del ojo puede provocar síntomas como fatiga ocular, secuela, sensación de escozor y ardor, inflamación y daño de la superficie ocular.
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